martes, 6 de noviembre de 2012

Enuresis

Se entiende por enuresis la emisión repetida de orina durante el día o la noche, en la cama o en la ropa, de manera involuntaria o en ocasiones intencionada, que haya ocurrido por lo menos dos veces por semana durante un mínimo de tres meses o que siendo la frecuencia menor, provoque malestar clínicamente significativo al sujeto, con una edad cronológica igual o superior a cinco años o, cuando se trate de niños con retraso mental, con una edad mental equivalente-Si se tienen en cuenta la diversidad de causas que pueden estar en la base de un problema enurético (neurológicas, anatómicas, pautas incorrectas de aprendizaje, etc.) no es extraño que se suela recurrir a distintos métodos para evaluar e intervenir. Normalmente recurrimos a un examen médico, entrevista con los padres, el niño, observación conductual y registros.

TIPOS DE ENURESIS

Cuando el niño se muestra incontinente desde su nacimiento, sin periodos significativos de control vesical, se habla de enuresis primaria, continua o persistente. El trastorno enurético que aparece tras una temporada significativa de control (seis meses -un año), según diferentes criterios se denomina se llama enuresis secundaria, regresiva, de inicio o adquirida.

El incremento de la enuresis nocturna entre los cinco y siete años de edad nos hace pensar que se debe a la aparición de enuresis secundaria durante ese periodo de tiempo. También parece establecido que transcurridos los once años de edad la enuresis secundaria es sumamente infrecuente.

Las características de la enuresis diurna son muy diferenciadas de la nocturna. Tiene una mayor prevalencia en el sexo femenino, suele ir acompañada de mayores alteraciones urológicas, se obtiene peores resultados con los tratamientos convencionales.

EVALUACIÓN

Cuando Llegan a mi consulta (C/ San Ignacio 12B, San Fernando, Cádiz) un niño que responde a las características de posible enurético lo primero que debemos hacer es descartar un posible fallo funcional. Para esto normalmente remitimos al niño su pediatra para que descarte cualquier patología médica.

Una vez que vuelve el niño a consulta con un diagnóstico médico veremos lo que podemos hacer en función de las conclusiones médicas. Así sólo sería correcto el diagnóstico de enuresis (por nuestra parte) si el componente orgánico no fuera tan importante como para explicar por sí solo la existencia del trastorno. Es decir, se diagnosticaría como tal sólo si la incontinencia estuviera presente antes de la aparición de la enfermedad o persistiese tras la aplicación del tratamiento adecuado.

De todas formas, lo normal es que la patología orgánica no esté presente pero siempre hay que descartar porque hay veces que sí aparece.

Habitualmente y a no ser que existan indicios para realizar un examen más riguroso, será suficiente con una exploración médica general del tracto urinario. A veces se utilizan técnicas muy invasivas que si es posible es mejor evitárselas al niño, pueden ser: pielografía, cistouretrografía, electromiografía de esfínteres y cistoscopia.

Una vez que tenemos todos los datos médicos y hemos visto que se trata de un caso que podemos abordar nosotros, pasamos a realizar la entrevista clínica, que en estos
casos es absolutamente imprescindible.

TRATAMIENTO

La historia de la enuresis es larga y los métodos utilizados para corregirla son muchos, pero a modo de curiosidad vamos a ver algunos de los "métodos" que usaron tanto padres como médicos en su lucha contra la enuresis.

Pegar y golpear a los niños, obligarles a beber su propia orina, ridiculizarlos ante sus compañeros, atarles el pene, hacerles llevar el pijama mojado alrededor del cuello, exponer las sábanas mojadas en público, infligirles quemaduras, hacerles dormir a la intemperie; esto los padres, y en la medicina las intervenciones fueron las siguientes: pociones de orina de cerdo y carcomas, cocciones de erizo, tráqueas de gallo y pezuñas de cabra, dormir en superficies incómodas, aplicar un alfiler de acero en la espalda del niño para evitar que duerma sobre ella, clavar agujas hipodérmicas en el sacro, inyecciones salinas o de parafina, intervenciones quirúrgicas reales o simuladas (cauterizar el cuello vesical o circuncidar), neutralizar químicamente la orina, sellar el orificio urinario, poner hielo sobre los genitales externos.

Es importante señalar antes de entrar en la intervención que la enuresis tiende a remitir con el paso del tiempo, tanto la primaria como la secundaria; por lo tanto para que nuestro tratamiento sea exitoso tiene que "curar más" que el paso del tiempo.

a) La alarma

Actualmente podemos encontrar en TEA un PIPÍ-STOP con rejilla de 3 x 1 '5 era, que se introduce en un salva slip entre la celulosa y el algodón evitando el contacto directo con la piel. Es el detector de humedad más pequeño. 

Cuando utilizamos estos métodos nos basamos en la consecución de un número de noches secas consecutivas, lo normal es unas 14 noches consecutivas sin enuresis. El uso de la alarma consigue el éxito (14 noches consecutivas secas) en el 70% de los casos, para prevenir las recaídas lo mejor es utilizar la alarma de modo intermitente manteniendo el sistema encendido algunas noches y otras no. También, una vez conseguido el éxito le pedimos a los niños que vayan ingiriendo cada vez mayores cantidades de líquido antes de acostarse para conseguir un aumento del control vesical con cantidades mayores de líquido.

Procedimiento:

-  Después de 14 noches consecutivas sin hacerse pis se mantiene la alarma. -El niño debe beber dos, tres o cuatro vasos de agua durante la hora previa a acostarse.

-  Esto se repite cada noche.

b) Entrenamiento en cama seca

Aquí vamos a utilizar primero la alarma y luego un programa de despertar sistemático consistente en:

La primera noche se hace un entrenamiento intensivo, por lo que se elige la noche anterior a un día festivo. Despertamos al niño después de una hora durmiendo, insistiendo lo menos posible. Luego le llevan al baño donde practica retención voluntaria que consiste en que el niño beba de dos a cuatro vasos de su bebida favorita antes de acostarse, cuando le despiertan para ir al baño tienen que preguntarle si cree que podría aguantar otra hora más, si dice que sí se le elogia y se le vuelve a acostar, si dice que no, se le pide que aguante unos minutos y se le elogia por ello, luego se le devuelve a la cama y bebe otro vaso de líquido. Este procedimiento se repite cada hora durante esa primera noche. En la noche siguiente sólo tienen que despertar al niño tres horas después de haberse dormido o antes de que sus padres se acuesten. Después de cada noche sin enuresis, los padres despiertan al niño media hora antes que la noche anterior; si se hace pis en la cama la noche siguiente se le despierta a la misma hora, y dejaremos de despertarle cuando el intervalo entre acostarse y despertarse sea de media hora. Este entrenamiento lo podemos hacer durante el día, el niña tiene que ser reforzado según vaya dejando transcurrir periodos de tiempo más largos entre las ganas de hacer pis y el momento de ir al baño. En principio se le pide que aplace la micción voluntaria durante cinco minutos. Cada día vamos incrementando el tiempo de espera en dos o tres minutos. En 15 ó 20 días suele llegar a 45 minutos de demora y a partir de ahí se finaliza el entrenamiento.

Además en esta primera noche de la que hablábamos antes haremos práctica positiva en despertar rápidamente y hacer pis. Esto lo hacemos una hora antes de ir a dormir durante la primera noche de entrenamiento. El niño acostado y con la luz apagada, cuenta hasta 50, se levanta, va al baño e intenta hacer pis, y vuelve a su cama. Esto lo repite 20 veces. Si sonara la alarma durante la noche, después de cambiarse de ropa, el niño tiene que hacer la práctica positiva 20 veces más. A partir de la segunda noche sólo hará práctica positiva durante una hora antes de acostarse si la noche anterior mojo la cama.

Y por supuesto utilizaremos sobrecorreción tras cada episodio enurético, el niño tendrá que levantarse, ir al baño, terminar de hacer pis, cambiarse de pijama, cambiar las sábanas, secar las alfombrillas de la alarma, dejar las prendas mojadas en el cesto de la ropa sucia y rehacer su cama.

El entrenamiento en cama seca se suspende tras siete noches consecutivas sin mojar la cama. Desde entonces si se producen dos o más accidentes en una semana se reinstaura el procedimiento omitiéndose la primera noche intensiva.

A la vez que realizamos todo esto incorporaremos reforzamiento positivo que va a consistir simplemente en llevar un registro semanal en el que el niño deberá ir pegando pegatinas de su agrado cada día que no haya mojado la cama.


Psicólogo-Fco.Isaac Quirós Rojas Nºcolg: AN-07376
C/ San Ignacio 12B, San Fernando (Cádiz), 11100
Contacto: 629 035 460      fquiros_rojas@hotmail.es

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